Por Iva May, 16 de marzo
Traducido por Rocío López
#movimientodealfabetizaciónbíblicacbt
No pasa un día sin que se requiera el perdón. Por mí. Por otros.
- Me debes dinero.
- Me debes honor y afirmación.
- Me debes una disculpa.
- Me debes perdón.
- Me debes un aumento de sueldo o una promoción.
- Me debes gratitud.
- Me debes tiempo de calidad.
- Me debes mi herencia.
- Me debes por promesas rotas o artículos rotos.
- Me debes exoneración de las falsas acusaciones.
La lista es tan larga como sus quejas con los demás. Mantener cautivas a las personas viene en muchas formas.
Al comienzo de la historia de Israel, Dios estableció cada séptimo año como un año de liberación para los compañeros israelitas que tenían una deuda. Moisés escribió acerca de esta práctica en Deuteronomio 15 y, especialmente, la aplicó a un hermano: «Del extranjero demandarás el reintegro; pero lo que tu hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu mano» (Deut. 15:3). El pueblo de Dios debe ser gente que practica el perdón.
En el futuro de Israel, en lugar de ofrecer liberación, la gente en Jerusalén esclavizará a aquellos que no pueden pagar lo que deben. El SEÑOR instruye a Jeremías para que se enfrente a los judíos por el deplorable trato mutuo, «que cada uno dejase libre a su siervo y a su sierva, hebreo y hebrea; que ninguno usase a los judíos, sus hermanos, como siervos.» (Jeremías 34:9) Al principio, acuerdan liberar a los que están en esclavitud, pero luego renuncian a su promesa y esclavizan de nuevo a los que fueron liberados.
Los cristianos de hoy viven como esos israelitas, aferrándose a reclamos que les deben los hermanos y hermanas en Cristo. Dios nos ordena que «abandonemos el reclamo de lo que nuestro hermano nos debe» (Deut. 15:3). ¿Qué afirmaciones tienes contra otros: una hermana en el Señor que te lastimó hace mucho tiempo, un esposo insensible o egocentrista ha creado un reclamo en tu corazón, un miembro de la iglesia cuyas palabras han herido tu corazón, o incluso a alguien más? ¿Quién te debe de manera tangible en dinero, posesiones o tiempo, que necesitas liberar hoy?
Quizás este día pueda convertirse en tu día de liberación, donde «sueltes» a quienes te deben algo. Libera a tu hermano o hermana en Cristo, y encontrarás liberación para ti mismo: liberación de la ansiedad, el estrés y la amargura. Descubrirás que tú fuiste el que estuvo preso.
La falta de perdón es como beber veneno para herir a la persona contra quien tienes el reclamo. Déjalo ir hoy, puedes ser libre.
Preguntas de la lectura de hoy (Deuteronomio 13:1 – 16:17):
¿Qué manda Dios a Israel si uno de sus miembros comete idolatría o influye en otro para que lo haga? ¿Qué requerirá esto de Israel?
¿Qué regla le da el SEÑOR a Israel para evitar que los israelitas se esclavicen unos a otros? ¿Qué revela la entrega de este reglamento sobre la naturaleza humana?